Tengo la costumbre de generaros numerosos espacios, Nora y Vera, en los que os voy dejando mensajes, os cuento cosas, pero releyendo el primer Blog que abrí, Entre Apuntes y Pañales, me doy cuenta de que a donde yo quería llegar era a dejaros a vosotras lo que es veros crecer y lo que significa para mi afrontar vuestras diversas fases con más o menos éxito a vuestro lado.
El mundo se está volviendo raro, hubo unos años que parecía que había una tendencia a estar bien en todas las personas, pero esas sombras a lo Sauron (cuando crece la luz, crece la otra parte), nos tejen enemistades en la sombra y siento que el mundo se divide en conmigo o contra mi… y chicas, la vida es compleja, las personas somos complejas, en las sombras hay luz y en las luces hay sombras.
Estamos en septiembre de 2021, en casa no vemos las noticias por la salud mental de todas las personas que vivimos en casa, pero desde que comenzamos 2020, llevamos dos años muy, muy, muy extraños. Vosotras recordaréis las mascarillas y meses de cocinar hasta empanadas argentinas, y bollería, y correr escaleras arriba y abajo, y llorar alguna que otra vez por querer salir o por el agobio de pasar tantísimas horas en el cole con mascarillas. Nosotros intentando siempre que fueséis críticas y que fueráis capaces de quejaros, brrrr, menos mal que ya está, vamos avanzando en este mundo pos o preapocalíptico. No sé.
Y nos encontramos en este nuevo inicio de curso, afortunadas de vivirlo en un pueblo, con clases con niñas y niños de varias edades, solucionando pequeños y medianos conflictos, aprendiendo del consenso y el borrón y cuenta nueva con amigas y amigos. Aprendiendo de las diferentes perspectivas y motivaciones. Es un privilegio observar y acompañar. Lo digo así, en modo aséptico, cuando también me he indignado a vuestro lado y con vosotras. Y vosotras conmigo y con papá. Y luego encajar todos los malestares y acabar bien.
Nenas, nunca os olvidéis de vivir como si mañana se acabase el mundo. Y con esto no quiero arrojaros a un botellón eterno y bailes interminables, sino a prestar cada día atención a eso que hace que vuestro corazón se ilumine. Sí, ya está vuestra madre siendo cheese, pero me vais a pillar la onda seguro. Respirad el ser salvaje que os habita, escuchad vuestras propias palabras, comprobad vuestars dudas, poned en cuarentena todo lo que veais y escuchéis. Atended a las entrañas, pero pasadlo por varios filtros. No pongáis etiquetas en ningún sentido a lo que sentís, así vais a mantener la libertad del SER. Escucharos, observad los miedos, suelen esconder tesoros, hablo de los miedos internos (decirle a alguien que te gusta, elegir un camino, una meta, hacer nuevas amistades, probar cosas nuevas). Quiero decir, si en alguna ocasión escucháis una voz clara en vuestra cabeza que dice que corráis, hacerlo sin dudar, eso se llama instinto y cuando te llega a los pelos del cogote es por algo.
Nos adentramos en la adolescencia y sé que entramos en un momento con distancias, tomadlas cuando queráis, soy una persona, eso quiere decir que en muchas ocasiones me voy a equivocar, pero otras no, prometo pronunciarme cuando sea realmente necesario. Las horas… lo siento nenas, os ha tocado quien os ha tocado de madre, la noche no es para vosotras, todavía no y cuando lo sea, ya veremos.
Estoy ahorrando para vuestras terapias, porque voy a hacer cosas mal, eso está claro y no pasa nada. Porque sois tan alucinantes que de eso haréis esa alquimia y convertiréis esos trozos de carbón en diamantes. Y no digo que sea fácil hacerlo, pero lo haréis.
Ya no suelo discutir, entendedme, no soy un ser de luz iluminado, tengo mis pequeños ataques de ira, pero no pienso defender ningún dogma, porque he conocido mucha mierda entre lo que parecía perfecto y armonioso y maravillas en lo que parecía un pocillo fangoso. Lo que os decía antes, la vida es compleja, más de lo que pensamos, las personas sorprenden. Antes era muy de: la humanidad se divide en dos tipos de personas, los que son gilipollas y los que no. Pues tías, la vida es la vida y cada ser humano es como es. Eso sí, cuando apriete el estómago… huid.
Y hasta aquí el sermón de hoy sobre la vida. Os prometo sacar tiempos para dejaros discursitos y reflexiones que podáis leer cuando lo necesitéis.
Os quiere: Mamá.
PD: Vera, te queda ese pelo genial. Me guardo eso de que las mamás normales hacen otras cosas como un cumplido y tu sospecha de que en otra vida fuera peluquera. Por cierto: te quedan dos bragas, si no bajas la ropa sucia a lavar te quedas en plan comando hasta la siguiente lavadora, que la luz está carísima.
Nora: Recoge tu habitación, parece que te has peleado con el armario.