¡Hola! No recuerdo si he escrito antes sobre esto, pero ahí voy. Estas dos últimas semanas varias mamás me han comentado sus dudas con respecto a los castigos, no les funcionan. Yo no castigo, no lo he hecho nunca y no lo voy a hacer, pero sí pongo límites. La diferencia para mí está en que el castigo es una venganza, suena duro. No suele ser efectivo en el sentido de que el niño piense que lo que ha hecho no está bien, porque no tiene que ver con el acto de niño en sí, provoca frustración y al final lo que consigues es que aprendan a ocultar las cosas. Si no me pillan, no me castigan, esta es mi experiencia como niña.
El límite se pone desde bebés, por poner un ejemplo: Cuando Vera tenía seis meses, ya tenía seis dientes y me empezó a pegar unos mordiscos de hacerme sangre, yo le daba la teta con muchísima angustia y un miedo que casi me hace abandonar la lactancia. Marta (Mà a mà, pell a pell, cor amb cor) me ayudó mucho, me dijo que cuando mordiese le dijese que no, sin gritar pero seria, firme pero con amor. Fue mi primer límite para con ella, superamos los mordiscos y tuvimos 11 meses y medio de lactancia genial.
Los límites tienen consecuencias. Voy con Nora. Nora cumple cinco años en un par de meses, para mi es importante que cada una tenga sus responsabilidades en casa, por cuestión de convivencia (yo no puedo con todo). Vera lleva sus pañales a la basura, las dos llevan su ropa a la lavadora después del baño, recogen su desayuno y me ayudan a tender y recoger la ropa del tendedero, llevan la ropa planchada (Vera si eso un par de calcetines, pero la mayoría de las veces se los deja por el pasillo, de momento es un juego para ella y no la insisto demasiado) y recogen su habitación de juegos.
Pero, como todos, Nora tiene esos momentos de «no me apetece». Si ella no lleva su ropa a guardar, no suele saber dónde está cada cosa y llega un día en que no encuentra calcetines. «Mamáaaa, dónde están los calcetines.» La consecuencia a no llevar su ropa a sus cajones es que un día se acaban las braguitas, calcetines, camisetas interiores… y hay que buscar. El no haber guardado su ropa tiene como consecuencia que no la encuentra. No la escondo, pero cuesta encontrar calcetines en una montaña de ropa limpia. Ella se enfada, se enfada mucho y al rato me dice: dame todos que los llevo al cajón.
Si no lleva la ropa a la lavadora… no va a tener ropa limpia, o no se va a poder poner la falda que quería, porque no se lavó cuando pusimos la lavadora. Y con el desayuno pasa lo mismo, no va a tener la taza que quiere, porque no la metió al lavavajillas o a la hora de comer no voy a poder ponerle un plato porque tiene su sitio ocupado. Ahora ya asume como propias esas pequeñas responsabilidades que tenemos como habitantes de esta casa.
Yo no fuerzo a comer, pero si no quiere comer lo que hay, hasta la siguiente comida no hay nada. Son más o menos dos horas entre una y otra, no vayáis a pensar mal. De esta manera no soy yo la que pone la consecuencia a los actos de Nora. Ella ya sabe lo que pasa cuando toma decisiones en casa. Se enfada, muchas veces llora y yo estoy con ella, la escucho y le ofrezco ayuda si está cansada.
Cuando se trata de conflictos entre ellas por un juguete no suelo intervenir, porque Vera ya intenta negociar con Nora. Cuando un juguete supone un conflicto grave entre ellas, lo guardo. Si toman una decisión conjunta, lo vuelvo a sacar. Si no, lo saco al día siguiente y en general se turnan o comparten o no juegan con él.
Esto no es fácil, hay que respirar mucho, resistir la tentación de guardarlo todo para que la casa esté bien siempre, recoger su taza del desayuno no es un esfuerzo, tirar los pañales de Vera me evitaría muchos olores malos por el pasillo, pero luego pasa ella y se lo lleva a la basura diciendo «qué mal vuele» y ves que hay minigestos que empiezan a aparecer con el tiempo.
Cada día veo el resultado de la educación que hemos elegido y estoy más contenta, aunque a veces haya que volver a empezar. Hace años me decían: ya verás como se te sube a la chepa, va a pedir brazos siempre, va a hacer lo que le de la gana si no le castigas… Después de casi cinco años, sé que acertamos. No todo es perfecto, los conflictos entre hermanas siguen ahí, es parte de su evolución y aprendizaje de respeto mutuo, pero ver la autonomía que adquieren, el sentido de la responsabilidad y la empatía, llena mucho.
Por lo que yo veo, les refuerza mucho la autoestima, ellos ven que crees en ellos, que se les tiene en cuenta y no se les humilla, sino que toda decisión conlleva una consecuencia y ellos mismos valoran. Aprenden que equivocarse no es malo y que tienen opciones no impuestas.
Muchas esto lo ponéis en práctica y sabéis que este tipo de educación no es dejarles hacer lo que les da la gana y es bastante más difícil que dar un cachete o mandar a la habitación. Si alguna necesita referencias para tener más claro todo esto a mi me ayudaron mucho estos dos libros:
Rebeca Wild: Libertad y límites. Amor y respeto
Rebeca Wild: Aprender a vivir con niños
Feliz jueves a tod@s. Besitos 🙂
Nota(editado): Esta es mi experiencia, por si le sirve a aquellas mamás que me preguntaron. No soy gurú y me equivoco mil veces. Creo firmemente en mis hijas y su capacidad para elegir, en su libertad para equivocarse y, como madre tengo que marcar los límites lógicos de una convivencia en la sociedad en la que estamos, más allá de eso, creo en el acompañamiento. Aunque todavía tengo muchas taras por mi mochila emocional, trato de respetar sus decisiones y no juzgarlas. Creo que deben crecer sin miedo a equivocarse, porque a fin y al cabo, de los errores se aprende más que de los aciertos. Todos necesitamos caer para aprender a levantarnos, pero si caen, me tendrán a su lado animándolas a intentarlo de nuevo. Creo en ellas como personas individuales, mi papel en su vida es crecer con ellas, a su lado. Si te sirve para abrir una nueva vía de pensamiento y alimentar las opciones que tenemos como padres, genial. Si piensas que te catalogo o me creo mejor que otras, no es mi intención. Todos los padres intentamos hacer las cosas de la mejor manera y cada familia es un mundo, pero está bien contar con herramientas.
noemi
No es fácil, no es instantáneo pero es efectivo, es permanente y les ayuda a crecer como personas sociales. Para los padres es duro pero también es mejor a la larga. Gracias por explicarlo tan bien para que todos puedan ver lo positivo que es.
mariaddlor
Gracias Noe 🙂 La verdad es que es muy satisfactorio. Un besote!
Mama piofaurio
Reconozco que yo a veces utilizo el mandar a Lucía al escaloncito a pensar, pero me gusta lo que planteas y hay cosas que hacemos parecidas, por ejemplo el no forzar a comer. Gracias por compartir tu experiencia!!
mariaddlor
Gracias a ti guapa! Lo importante es que lo que hagamos es lo que elegimos y con lo que estamos de acuerdo. Cada familia es un mundo y cada niño un universo. No hay una regla general que nos haga perfectos en todos los sentidos 🙂 Un besete!!!
sereducadora
El castigo no me parece una venganza, porque el niño no te hace nada personal ni los uficientemente serio como para ‘vengar’ algo. Claro que, tu hablas de castigar en casa. Esta filosofía de no castigar en casa puede (o no) funcionar, por lo que cuentas muy al estilo supernnany sobre la responsabilidad y las consecuencias. Pero este método en una escuela es totalmente inviable, es imposible dialogar con uno mientras los otros 25 van a su bola, o se te están subiendo por las mesas.
Me alegro de que te funcione, yo siempre he dicho que los límites son la clave!
mariaddlor
Jajaja, no tiene nada que ver con Súper nanny, nada, yo ni premio ni castigo. Súper Nanny si tiene silla de pensar. Todo habitante de la casa tiene responsabilidades, hasta un bebé, tiene la obligación de ser extremadamente adorable… jaja, es coña. Obviamente un cole no es lo mismo, probablemente si vas a uno en el que ningún padre castiga, etiqueta, da cachetes o humilla a su hijo, seguramente en esa clase no haga falta. Cuando te encuentras con la diversificación de un cole normal, cada uno tiene sus técnicas. Nora nunca ha faltado al respeto a ningún profesor y flipa cuando un niño lo hace, igual que flipa cuando ve a un padre pegar a su hijo o tratarlo mal. Es cuestión de Cada uno.
No es que me funcione a mi, la experiencia de mi entorno con este tipo de educación es una respuesta 100% positiva. No soy un caso raro, créeme. Eso sí, cuesta mucho, cuesta mucho más que un castigo y un cachete, lleva tiempo y coherencia. Cada uno hace lo que cree mejor para sus hijos. Mi experiencia como madre es que marcando límites desde el principio y manteniendo siempre el respeto a sus decisiones sin juzgarlo, con los años, al final ves los frutos de años de paciencia (infinita, y llorar de agotamiento) y respeto. Son cinco años de respeto, no son dos semanas, eso hay que tenerlo claro.
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Mi Álter Ego
Pues está muy bien tu técnica. La verdad es que se aprende mucho sabiendo que, si no hacemos las cosas, esto tendrá sus consecuencias. Un besote!!!!
Bichilla
Me parece genial lo que haces. Yo he castigado, y aún a veces lo hago (cada vez menos) y lo he hecho sabiendo que no sirve para nada y estando totalmente en contra. Ya ves, cosas de madre de dos desesperada 🙂 Y es cierto, NO SIRVE DE NADA. No se aprende nada. Al menos nada bueno.
Me flipa que Nora te pregunte dónde están sus calcetines, jajaja! Leo no llega a sus cajones, están muy altos para él. A veces pienso que debería hacer algo para tenerlo todo a su alcance, sería más autónomo, pero no puedo reamueblar la casa, no tenemos dinero ni espacio tampoco. Hay que poner cosas «hacia arriba» sí o sí. En la cocina igual, no me pueden ayudar a poner la mesa porque la encimera está muy alta y los cajones también. En fin, ya iremos solucionándolo. Un simple taburete, por ejemplo, pero me resisto también a dejar los cuchillos a su alcance… De momento bastante trabajamos con lo de guardar los juguetes! 😉 Y la verdad es que hay pequeñas cosas que parecen tonterías pero que ayudan también a que sean «mayores» y autónomos.
Con lo de comer, mi problema es que Leo puede no comer (a mediodía) y aguantar hasta la siguiente comida… que es la merienda. Y la merienda siempre es fruta y galletas, o fruta y sandwich, y eso le gusta. Así que yo insisto bastante, que al menos lo pruebe, o negociamos unos pocos trozos o cucharadas. Lo que no soporto es que pida él algo concreto para luego no comerlo, me cabrea muchísimo.
Me encantaría poner una mesa de paz para los conflictos entre ellos, y para que Leo pueda «enfadarse a gusto» allí. Pero veo a Nora muy pequeña, con dos años recién cumplidos y en plena fase rabietil-caprichosa no sé si sería mejor esperar un poco.
Yo tengo que mejorar en mis prontos, en mis gritos a veces… Es que absorben taaanta energía…
Me ha gustado mucho el post, yo creo sinceramente que ése es el camino. Veas los frutos más claramente o menos.
Un besazo!
mariaddlor
Claro Bichilla, que a mí no me funciona siempre. Hay veces que ha preferido no jugar en la habitación de juegos por no ordenarla, porque era imposible entrar, palabrita. Por eso insisto en que este tipo de educación requiere de mucha paciencia, porque no es en el instante, es con los años y la perseverancia. Nosotras tenemos semanas geniales y otras que son una locura. Y a mí esta forma de educar me ha llevado muchas lágrimas y todos nos quedamos en un momento del camino sin herramientas.
Lo de la casa yo tuve la suerte de que nos mudáramos cuando Nora cumplió dos años y preparé en la medida de lo posible la casa para ellas. Mi salón es muy minimalista, jajajja y aún así, lo desordenan.
Con tu Nora, como con Vera, mucha paciencia, empezamos a sembrar cositas que veremos en un año, y este nos toca respirar. Así que como dicen «respira, serás madre toda la vida». Un besote y ánimo!
María C.
Me parece genial! Yo no lo consigo al 100%, pero es mi modelo de educación y mi meta 🙂
Mis tortuguitas
Ostras…. que cosa mas simple, pero cuanta razón tienes!!!! El problema que tengo en casa con mis tortuguitas es que me cuesta horrores delegar… si lo sé, es mi culpa… al final lo hago todo yo porque me desespero y sé que acabo haciendolo antes que si lo tienen que hacer ellas… Pero me has abierto los ojos, no pasa nada si la casa no está recogida, me encanta que vean las consecuencias de no hacer sus cosas… Creo que a la larga es un super aprendizaje…. Gracias por esta entrada!!!
Besotes!!!
turanga
Pues yo sí pongo consecuencias, y también da resultado. Lo pienso todo muy bien antes, siempre son cosas positivas y así se lo explico (por ejemplo apagar la tele), en absoluto es una venganza. Respeto tu forma de educar, pero me molesta que desprecieis otras maneras de actuar. Mis hijos respetan, yo les respeto y no les doy cachetes y no dudo en pedirles perdón cuando me equivoco. En la vida hay consecuencias, nuestros actos repercuten en los demás, y como todo, tu metodología tendrá puntos fuertes y otros más débiles. No funciona 100% si te lleva a la deseperación y a las lágrimas a menudo.
Acabo de ver que has editado el mensaje original. Me alegro porque me he sentido catalogada.
turanga
Ser madre es duro, agotador y maravilloso también. Por desgracia hagmos lo que hagamos siempre seremos juzgadas, así que mejor hacer lo que nos parezca oportuno. Un saludo. ; )
Patadita
Me gusta mucho la manera que tienes de educar a tus hijas. Creo que si no haces que los niños participen en casa de pequeños con estas pequeñas cosas, van creciendo y nunca participan, y se convierten en desastres de mayores, pero como bien dices hay que tener mucha paciencia… Felicidades, creo que lo estas haciendo muy bien. (Eso espero porque así quiero yo educar a mi Lucy… jejejeje)
mariaddlor
Gracias! Nos queda hacer un pedido de paciencia y respirar mucho 🙂 Un besete!
mischicosontheroad
muchas gracias por tu post, estabamos en un punto de gritos y castigos que no nos gustaba y no nos estaba funcionando, estamos intentando aplicar lo que cuentas y de momento nos va bien, aunque aun no han cogido responsabilidades si estan intentando solucionar sus conflictos con los juguetes y ver que si no recogen no sabran donde estan las cosas luego, estan mas calmados porque hay menos gritos y las cosas van mejor. besos
mariaddlor
Gracias a ti. Supongo que hay que probar hasta que encuentras lo que te funciona. 🙂 Suerte! Un besito!
diasde48horas
Yo estoy de acuerdo contigo punto por punto, palabra por palabra. Nunca he pegado ni castigado a mi hijo… no te voy a decir que soy perfecta, algún grito sí que ha caído más de una vez… de hecho bastante más a menudo de lo que quisiera. Sin embargo mi marido sí es más de castigar y alguna vez que Redondo ha hecho de las suyas lo ha mandado a un ricón a pensar y que no se moviera de allí. En esos momentos yo no he dicho nada, por no llevarle la contraria delante del niño pero luego sí que lo hemos hablado. Le voy a enviar tu post al mail, a ver si se le van abriendo un poco las miras.
Por cierto, los libros que comentas no los conocía, pero voy a mirar en la biblioteca a ver si los tienen… si no me compraré, al menos uno 🙂
Muchas gracias!!
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