Felicidades Vera

Hace dos años nos conocimos, amor animal a primera vista. Eras pequeñita, solo 45 centímetros de puro amor. Te vi y fui feliz. Eras tranquilita, observadora, dormilona y de buen comer.

Han pasado dos años en un suspiro, este último has dejado claro que el mundo es para ti, para escalarlo, investigarlo, olerlo, tocarlo, probarlo. El mundo es tuyo. No tendré años, meses, días, minutos, segundos para agradecerte que nos hayas elegido para ser tu familia, que me hayas elegido para ser tu mamá.

Me enseñas tanto, nos enseñas tanto todos los días. Siempre nos sacas una carcajada, te has hecho cómplice de tu hermana barriendo sus celos de un plumazo, cada día un abrazo mañanero personalizado para cada uno. Y es que creces, pero sigues siendo una bolita de amor.

Eres luz, sonrisas, risas y cantos. Esa independencia que tienes, basada en el amor incondicional y el respeto que nos profesamos me llena como madre. Después de un año escuchando eso de «qué enmaderada está», les hemos enseñado que las cosas, cuando se hacen con amor y respeto avanzan de una manera alucinante.

Eres tan segura, tan mimosa, curiosa, tan preciosa por dentro y por fuera. Verte sobar a perretes que te doblan en tamaño con una sonrisa de oreja a oreja ha sido brutal.

Este año ha sido agotador, no te lo voy a negar, eres una personita muy intrépida y eso, como madre, me ha hecho cortocircuitar en varias ocasiones. Tu amor por las alturas… Pero lo bueno supera con muchísimo los baches.

Creo que nos has completado a todos y me voy a quedar corta te diga lo que te diga. Este año no lo vas a recordar en un futuro, pero quiero que sepas que desde el minuto uno eres excepcional y es una pasada formar parte de tu vida. Muchas gracias por dejarnos acompañarte en esta parte del camino.

Te quiero pequeña gigante. Haces de mi mundo un mejor lugar cada día. ¡Felices dos añitos!