5.enero.2013
Yo no soy una mamá de las que lleva a los niños a parque de bolas, se apunta a todos los cotarros habidos y por haber con la niña y van a menudo al burriquín. Sin embargo esta es la primera Navidad de la que Nora es plenamente consciente, así que he renunciado a los «yo nunca» y he bebido de ese agua.
La culpable es una mamá de esas, de las que todos los planes los hace para su retoña y si no son para su retoña la suma casi siempre. Lo primero que hicimos a los cuatro días de empezar las vacaciones fue llevarlas a Dinoaventura, uno de esos sitios de ocio para enanos. Un acierto. Piscinas de bolas, camas elásticas, pista de hielo ecológica y tres monitores ¡por cuatro euros! Y con la cafetería al ladito.
Lo último ha sido esta mañana. Nora estaba desesperada, mamá más, el día se ha presentado gris y lluvión, no invitaba absolutamente nada a salir, pero papi y yo nos hemos repartido las enanas y allá que hemos ido y dando un paseo bajo ese chirimiri incesante hemos llegado al Ayuntamiento, mojándonos pero felices de la vida, hemos hecho cola bajo techo, hemos pasado frío y nos hemos muerto de la ilusión al sentarnos en Melchor (a pesar de que ella quería a Baltasar), él ha leído nuestra postal, porque para pedir «una monita» no hace falta una carta entera. De paso le hemos dicho que si tenía algún regalo más pensado para ella, se lo podía llevar a un niño que no tuviera regalos. Nora ha asentido muerta de vergüenza, ha escuchado paciente las cosas que le decía el Rey y luego me ha dicho que él ya hablaba bastante «así que solo he movido la cabeza».
Y entre tanto, un niño muy salao las ha piropeado en la cola y le ha plantado un beso a Nora (yo me partía de la risa con el pequeño Casanova, aunque sospecho que dentro de unos años no me va a hacer tanta gracia), las ha entrevistado la televisión local y han merendado al fresco.
Así que ha sido una mañana de lo más entretenida y fría. Pero esa cara, la cara de ilusión con la que se ha bajado del trono y ha echado su carta, no tiene precio. Hace días me preguntó porqué hay niños que dicen que los reyes son los padres. Como me contó mi madre hace muchos años le he explicado que los niños nacen con una magia dentro que hace que vean hadas y duendes, por esa magia son los Reyes Magos los que les traen regalos y que cuando se acaba tienen que ser los papás los que pongan sus regalos bajo el árbol.
Ahora solo queda esperar a mañana, es tradición en la familia de marido hacer chocolatada con roscón, bajar a ver la cabalgata (afortunadamente pasa por debajo de casa), película Navideña… como Srek y a dormir. Sólo quedan dos días para terminar estas fiestas. Luego vuelta a la normalidad y por fin, por fin al cole.
Que paséis estos días rodeados de magia. Besitos 🙂